Tras 16 años de mucho trabajo, la cebolla de la Mancha ha logrado el reconocimiento de IGP (Indicación Geográfica Protegida) de la Comisión Europea.
Aparte de su color anaranjado por fuera, otras de sus características son la jugosidad y el picante de su interior debido al potasio, el magnesio y el calcio presentes en los suelos castellanomanchegos. Pero eso no es todo, porque esta cebolla cumple otra serie de requisitos que la hacen única, pero en lo que más se diferencia del resto es en el tamaño, de hecho es la más grande del mundo.
El pliego de condiciones contempla que La Indicación Geográfica Protegida sólo se aplicará a cebollas con un contenido en materia seca establecido entre un 5% y un 10%, un peso unitario comprendido entre 165 y 1.000 gramos y con un contenido en azúcar mínimo de 3,5 ºBrix (±0,5%) que proporcionan a esta cebolla su picante característico.
Castilla- La Mancha es, con 700.000 toneladas, la máxima productora a nivel nacional: supone el 46 por ciento de la superficie cultivada en España. Además, la región es una gran exportadora ya que 9 de cada 10 de las cebollas españolas que se comercializan a nivel internacional proceden de Castilla- La Mancha.